Sin sentido.

Ella era de las que pensaba que no había dirección correcta y el de los que cogia  el coche sin saber a donde se dirigía.

El caso es que cada uno con sus cosas iban  en la misma dirección, en sentido directo hacia la locura.

Ella empezó a pensar que esa era su dirección correcta y él aun sin saber cual era su destino no quería  cambiar de dirección.

Lo que acabó en un va y ven de besos, roces y mucho amor el cual les hizo llegar a un gran sin sentido, en el que no había dirección correcta y solo les movía el no tener mayor destino que el disfrutar como locos de lo bueno y lo malo juntos, de sentirlo a su manera en ese gran sin sentido.