Eres como el mar, con sus dos caras. Y yo soy una loca aventurera, llena de miedos pero de las que saltan al vacío.
Bailo desde pequeña y supongo que fue tu balanceo el que me llevó hasta ti.
Fui descubriéndote gota a gota, marea arriba, marea abajo, y me di cuenta de que en ocasiones tus olas son puntiagudas y duelen.
Te conocí con miedo a ahogarme, pero nunca dejas que mi respiración se paralice, pides a tus olas que me asusten pero que no me ahoguen.
Empiezo a formar parte de tu balanceo y tu azul no quiere que me vaya.
Y yo, que estoy aquí asustada, en ocasiones quiero salir y huir, siento impotencia por no tener el poder para calmarte.
Así que decido amar tu caos tanto como tu balanceo.
Comprendo que el porque de tus revoluciones es algo que ni el mar sabe.
Lo que tú no sabes es que en esos momentos yo ya me he dado cuenta de que solo me sale querer, hasta la ultima gota de tu mar, que no me daré por vencida, que bailare con mil mareas y me enamoraré de mil y un balanceos.
A la vida, a la tierra, por enseñarme a bailar, a vivir.